Columna de Leonardo Véliz: Tiempos turbulentos
¿Qué hacemos ahora? De una vez por todas, emprender un verdadero proceso, lo que significa darle tiempo al tiempo. Dura tarea, porque hay que empezar a educar a la masa vociferante, ignorante e irreflexiva: hinchas y prensa deportiva…

En tiempos turbulentos (y no me refiero a la política, sino al fútbol) se pueden avecinar suaves borrascas o inquietantes tempestades. Todo puede suceder con los especialistas de la meteorología. Chile está en el ojo del huracán: es lo que vivimos con el sabor amargo de ser últimos en las clasificatorias mundialistas.
La gente se pregunta qué debemos hacer ahora. Mi recomendación es que pensemos como científicos que buscan respuestas en las ciencias y no como pechoños feligreses esperando milagros.
Esperábamos derrotar a Uruguay, lo que parecía un milagro por nuestra condición actual, pero estuvimos cerca de lograrlo. Merecíamos el triunfo, y lo recalcó Marcelo Bielsa, el entrenador de los uruguayos. Y no lo hizo apelando a palabras de buena crianza, pues sabemos que de diplomático nada tiene. Él no regala elogios gratuitos.
Tomar el camino largo
Ese atisbo de “milagro” lo lideró Nicolás Córdova y un grupo de jugadores comprometidos en dejar una mejor impresión a la hinchada chilena. Como local, no resistía otra gran decepción.
Y terminamos, por lo menos yo, con un sabor dulce en el paladar. Hay miel para endulzar la marraqueta. Y vuelvo a la pregunta: ¿Qué hacemos ahora? De una vez por todas, emprender un verdadero proceso, lo que significa darle tiempo al tiempo.
Dura tarea, porque hay que empezar a educar a la masa vociferante, ignorante e irreflexiva: hinchas y prensa deportiva. Ambas caen en el mismo juego de la impaciencia y adoración por los triunfos de la noche a la mañana. Soy un creyente de los procesos. Viví en carne propia uno de ellos, que nos llevó a ser terceros en el Mundial de Japón (y por la trampa africana no fuimos campeones del mundo). Soy un ateo de la inmediatez, un descreído de que todo emana de los cielos.
Leo a Nicolás Córdova que dice verdades declaradas hace mucho tiempo por mí, en relación a un diagnóstico real del fútbol chileno. No tenemos una verdadera capacitación de los entrenadores del campo amateur (que es la base del fútbol de élite y omitida por el DT) y el profesional. Además del gran desconocimiento de los dirigentes que ese largo camino debe ser el elegido y no otro.
Alimentar a la bestia
Si queremos equipos potentes, técnicos, veloces e inteligentes, debemos ser pacientes para trabajarlos.
Se habla de jugadores de alto rendimiento cuando los exhiben en la vitrina, pero es una hipocresía de quienes los promocionan en el mercado.
Saben que están vendiendo un producto fallido, defectuoso, que -por angas o por mangas- es devuelto a su origen… Recuerden la cantidad de jugadores que regresan prontamente a Chile.
Esa masa inconsciente, ignorante, burda, vulgar, grosera, sin respeto, no trepida en ofender en redes sociales a quien defiende algo que no comprenden: los procesos. A esa bestia hay que alimentarle el estómago ¡ya! Nutrirla de victorias que son pan para hoy y hambre para mañana.