Columna de Ignacio Figueroa: Lecciones y elecciones en Chile en el dibujo del mundo multipolar
Las elecciones en los diferentes países se han convertido en más que solamente la relación de fuerzas entre los bloques de poder locales, han pasado a gravitar en la conformación del diseño de las relaciones entre el mundo unipolar y el emergente mundo multipolar.

En los próximos comicios presidenciales en Chile se juega el cómo la nación se insertará en la estructura geopolítica.
Durante la Guerra Fría el mundo se dividía entre dos visiones contrapuestas ideológicamente, por un lado, el bloque occidental con Estados Unidos como el adalid del sistema capitalista, del otro, la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), impulsando el socialismo. En un bloque flotante existían las naciones agrupadas en los países no alineados (MPNA), que mantenían grados de independencia relativos a los polos hegemónicos.
El MPNA, surgido en 1950, fue una iniciativa fundada por líderes como Josip Broz Tito de Yugoslavia, Gamal Abdel Nasser de Egipto, Jawaharlal Nehru de India y Sukarno de Indonesia. Buscaban preservar su soberanía frente a los dos grandes bloques de poder. Estos países presentaban gobiernos de corte nacionalista evitando convertirse en caballitos de batalla del enfrentamiento global.
Para los Estados Unidos, la neutralidad no era o es una opción aceptable, porque el imperialismo necesita la penetración tanto de la cultura como de la economía de las naciones huéspedes.
La URSS mantenía control de una serie de países de la Europa Oriental que le permitía crear un colchón para amortiguar las políticas agresivas de occidente en una zona de influencia absoluta que conformó en el Pacto de Varsovia.
Los Estados Unidos buscaron destruir a los países neutrales mediante la sedición, recurriendo a la conformación e influencia en las clases acomodadas y las fuerzas armadas locales. Esto les permitió el manejar las elecciones o recurrir a los golpes de Estado cuando los resultados no habían sido posibles de amañar o manipular.
Lo que ocurre hoy
En el actual panorama geopolítico, desde la guerra de Rusia con Ucrania, los acontecimientos se fueron sucediendo abruptamente en distintas piezas que entran en conflicto abierto o soterrado, pero que tienen como trasfondo el dibujo de un mundo que enfrenta la visión unipolar con la multipolaridad.
Esta realidad naciente muestra a los Estados Unidos agrupando a los países preferentemente con gobiernos de derecha y ultraderecha en un juego político disímil al clivaje izquierda derecha, porque el mundo multipolar reúne a países con gobiernos de diferente signo, como la Rusia conservadora o la China comunista, por ejemplo.
Lo importante para el mundo multipolar es la soberanía, ésta puede alcanzarse con nacionalismos de derecha, izquierda o de centro.
El caso chileno
Las elecciones presidenciales de noviembre encuentran a Chile en una encrucijada: por un lado, China es su principal socio comercial y representa el futuro; por el otro, Estados Unidos, es su segundo socio comercial, pero geográficamente está en su patio trasero y representa el pasado de sometimiento y pérdida de soberanía.
El Presidente Gabriel Boric, a pesar de haberse alineado con Ucrania y el bloque occidental en la guerra contra Rusia, ha tenido tímidos acercamientos a los Brics, herramienta comercial del mundo multipolar, comprendiendo la importancia del momento histórico tanto como la responsabilidad para con las próximas generaciones. La participación de Boric en la reunión de los Brics en Brasil -una de las naciones fundadoras- muestra un crucial acercamiento a la multipolaridad.
Un eventual triunfo de Jeanette Jara en la elección posicionaría a Chile hacia el entorno de los Brics, por el contrario, un triunfo de la derecha tradicional o sus primos de ultraderecha llevaría a amarrar al país con el bloque unipolar. Posiblemente, el gobernante electo competiría con Javier Milei en posiciones entreguistas en una claudicación aún mayor a la actual dependencia y pérdida de soberanía.
Chile: una posición estratégica
La encrucijada se ve aún más compleja por la situación geográfica del país, ya que nos encontramos en un territorio históricamente explotado por los Estados Unidos (ver la disputa por el control en el libro “Historia del imperialismo en Chile”, 1960, de Hernán Ramírez Necochea).
La disyuntiva ideológica de la polaridad hace que la elección chilena sea crucial para los bloques geopolíticos en disputa, como también lo serán las de otras naciones de la región. Pero, por la ubicación estratégica de Chile y su significación como ejemplo exitoso del neoliberalismo, la hace aún más trascendente.
Es aquí donde se inscribe la polémica por la llegada del medio Rusia Today a las pantallas de televisión abierta chilena. Un medio cercano a la visión multipolar es una influencia nefasta para los intereses occidentales, ya que puede tener injerencia en la forma que los electores decidirán por quién votarán en los próximos comicios presidenciales en un sistema de medios absolutamente controlado por la visión unipolar y por el poder económico nacional y transnacional.
En busca del camino correcto
Por otra parte, lo que más convendría al país es el mantener una relativa neutralidad, incorporándose comercialmente a lo mejor de ambas posiciones. Sin embargo, Estados Unidos no aceptará esta neutralidad como lo dejó en claro en la reciente guerra de Israel contra Irán, donde el Departamento de Estado explicitó a los países del continente que deberían tomar partido, con la manida expresión “si no estás conmigo estas en contra”.
Entonces, la elección decidirá si el país se mantiene subsumido en la esfera de explotación estadounidense, donde los cambios podrán ser mínimos o nulos o si el electorado asume, con su voto, la valentía para que Chile puede alcanzar una posición de independencia y respeto entre los pueblos del mundo.