Columna de Ignacio Figueroa: hacia la construcción del bloque anti-fascista
El alza de la ultraderecha nacionalista o libertaria en el mundo viene de la mano con el creciente fracaso del ideario liberal, que cada vez muestra mayores grietas en una crisis de representación ciudadana profunda; donde la izquierda fue castrada de su capacidad transformadora por décadas de bombardeo mediático.

La victoria de la candidata del Partido Comunista, Jannette Jara, en la elección primaria, debe ser leído como un renacer de las esperanzas del oficialismo que de cara a noviembre empieza a crear una mística que cohesione a una gran cantidad de ciudadanos que viven con terror el alza de apoyo de la ultraderecha.
En este sentido, una fortaleza de Jara es la posibilidad de construir, con su liderazgo como centro, una gran coalición en contra de la llegada de las posiciones fascistas.
Apenas se evidenció el aplastante triunfo de Jara, los medios corporativos empezaron a posicionar sus estrategias para la elección presidencial. Dos factores fueron relevados por estos: por un lado, el hacer hincapié en la baja participación ciudadana en la primaria; por otro, el carácter “anecdótico” de la victoria de una candidata comunista.
Lo último se inscribe en un esfuerzo permanente de los medios y sus analistas por mostrar al socialismo y comunismo como doctrinas desfasadas en el tiempo o simplemente caducas.
Una postura diferente
La falta de una mística que hiciera soñar a las personas había caracterizado la primaria, con candidatos que se mostraron siguiendo la corriente de la derechización construida desde las encuestas y los medios corporativos. Jeanette Jara logró revertir esa tendencia con una campaña propositiva sin caer en un radicalismo explícito.
Parte del electorado aún tiene sueños y estos son contagiosos. Con Jara se sembraron las semillas de la esperanza de un cambio real. Si ganaba Carolina Tohá, se consagraba el utilitarismo como cálculo político por sobre la ilusión.
Un golpe de timón
Para el oficialismo, las primarias marcaron un punto de inflexión que tiene el potencial de hacer variar la agenda, dándole un golpe anímico trascendente que permita la participación y la movilización de una mayoría silenciosa ciudadana que despertó para el estallido social.
La oportunidad es pasar de la defensiva a la ofensiva, desde responder a la agenda impuesta por la derecha a crear una agenda propia con temas sociales relevantes más allá de la seguridad pública.
Los medios como medio
El alza de la ultraderecha nacionalista o libertaria en el mundo viene de la mano con el creciente fracaso del ideario liberal, que cada vez muestra mayores grietas en una crisis de representación ciudadana profunda; donde la izquierda fue castrada de su capacidad transformadora por décadas de bombardeo mediático. El wokismo se convirtió en el gran aliado de la derecha al hacer política focalizada en grupos en vez de intentar representar al grueso de los trabajadores.
El ascenso de Mussolini en Italia en 1922 (fascismo), la llegada de Hitler al poder en Alemania en 1933 (nacionalsocialismo) y la sublevación de Franco en 1936 (catolicismo ultra reaccionario) en España con la guerra civil, hicieron variar la estrategia de los partidos democráticos en todo el mundo, consolidando un bloque antifascista bajo el rótulo de frente popular que rápidamente logró éxitos electorales.
No más vuelta al pasado
Al igual que en el siglo XX, vivimos ahora un momento histórico de reacción que lleva al alza los liderazgos de corte fascista en distintos países; y como antaño, las estrategias para frenarlos deben contener al mayor sector posible de ciudadanos que ven en la ultraderecha un peligro para sus derechos.
Éste sería el momento para utilizar herramientas venidas del movimiento woke que puedan ser constructivas, especialmente lo que dice relación con los derechos de las mujeres, pero siempre teniendo al centro al grueso de los trabajadores.
La unidad es relevante
Un punto relevante del escenario político para el oficialismo es que como nunca se puede conformar un bloque político amplio desde el centro hasta el Partido Comunista con un objetivo común, no permitir de nuevo la llegada del fascismo pinochetista al país.
La derecha y la ultraderecha intentará revivir el fantasma del comunismo para intimidar a la población: “Yo soy cristiano ortodoxo. Decenas de millones de cristianos ortodoxos fueron asesinados en Rusia y en el este de Europa. No queremos que el pueblo de Chile viva lo mismo” (dichos de Johannes Kaiser tras el triunfo de Jara).
El bloque antifascista deberá mostrar como los derechos básicos de las mujeres y las políticas sociales estarán bajo amenaza con la derecha y la ultraderecha. La propia estrategia de Evelyn Matthei de correrse hacia la derecha para disputar el sector a Kast y Kaiser, se muestra ahora doblemente errada, al ser fácilmente identificable en posiciones derechistas extremas. La postura de Matthei solamente se entendería en un escenario de primarias de los conservadores.
El enemigo en pantalla
Un punto destacado es cómo hacer campaña en contra del papel manipulador de los medios corporativos y sus folicularios presentados como analistas o expertos.
Ante este escenario, sólo la movilización y la viralización en redes sociales son los aliados del bloque antifascista.
El triunfo de los Frentes Populares en Francia, España, Brasil y Chile mostraron la fortaleza de la estrategia. El clivaje histórico fue denunciado por León Trotsky quien se había opuesto a la ruptura entre la social democracia y los comunistas en Alemania, pensaba que ésta era la base para la lucha antifascista. Mientras, Stalin ponía a la social democracia, hoy socialismo democrático, como el gran enemigo del comunismo. Posteriormente, la idea stalinista de socialismo en un solo país se conjugó con la lucha antifascista, dando pie a la política de los frentes populares en una alianza de clase entre pequeña burguesía y proletariado.
En Chile, el núcleo duro de la izquierda podrá encontrar identificación con Jara con sus palabras post primaria: «No más AFP y oposición al acuerdo Codelco-SQM”; pero para el grueso de la población, la consigna será: no volverá el fascismo a gobernar.