Columna de Felipe Portales: Salvajismo tolerado en el fútbol chileno

Hace décadas que las barras bravas se han virtualmente apoderado de los estadios de fútbol en nuestro país, ante la complicidad o tolerancia de los dirigentes de los clubes y de la ANFP. Y, lo que es peor, de las autoridades gubernamentales, alcaldes, parlamentarios, dirigentes políticos y medios de comunicación.

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Por Felipe Portales, sociólogo.
Actualizado el 4 de septiembre de 2025 - 10:53 am

La invasión de barrabravas en el Monumental le costó caro a Colo Colo / Foto: ARCHIVO AGENCIAUNO

Son excepciones los políticos y periodistas que claman por terminar con las barras bravas en el fútbol chileno, virtuales asociaciones criminales que a lo largo de los años han causado numerosas muertes, heridos o traumatizados dentro y fuera de los estadios; bienes saqueados o con daños en los alrededores; barrios aledaños amedrentados, y buses tomados en el trayecto o estaciones de Metro que han debido cerrarse por precaución.

Eventos recurrentes que, además, han terminado alejando a decenas de miles de familias de espectáculos deportivos que podrían constituir una excelente alternativa de sana recreación para los fines de semana, como era antaño.

También en el extranjero

Para más remate, dichas “agrupaciones” –que cuentan con la obvia connivencia de los dirigentes de los clubes- dejan también una estela de terror, daños y afectaciones de personas en varias de las presentaciones de los equipos con barras bravas en el extranjero. Esto ha sido frecuente, particularmente en presentaciones de Colo Colo en Argentina. A vía ejemplar, recordemos la estela de destrucción dejada por “nuestros” barristas -¡a escala nacional e internacional!- en el último mundial de fútbol (¿afortunadamente?) en que la selección chilena participó: el de Brasil en 2014.

Así, en la “celebración” en Santiago de los triunfos de la selección sobre Australia y España (¡que era el último campeón mundial!) sucedieron hechos difícilmente replicables en otros países del mundo. De acuerdo a informaciones oficiales, fruto de ellas quedaron 913 (sic) buses del Transantiago con daños y más de 40 conductores heridos por agresiones de hinchas.

Además, varios paraderos de la locomoción pública, locales comerciales y vehículos particulares fueron severamente averiados. Pero, además, el vandalismo santiaguino fue complementado por el mayor escándalo provocado por hinchas de algún país extranjero en un mundial de fútbol.

Se trató de una turba de hinchas chilenos –aproximadamente 150 según El Mercurio del 18 de junio de 2014- que irrumpió a la fuerza y sin entradas en el estadio Maracaná en Río de Janeiro donde Chile jugaba con Brasil en la segunda ronda.

Casos actuales

De ellos “unos 35 individuos ingresaron a las instalaciones destinadas a la prensa. Allí se confundieron, porque se encontraron en un recinto cerrado, sin acceso directo a las aposentadurías. Al verse acorralados, comenzaron a golpear a quienes estaban en el lugar e intentaban contenerlos (…) El comentarista de la cadena televisiva ESPN, Enrique ‘Quique’ Wolff dijo a El Mercurio que ‘nunca en toda mi carrera cubriendo deportes había visto una situación parecida. Los hinchas entraron como locos, arrasaron con todo lo que veían, robaron cámaras y computadores y todo lo que encontraron a la mano’ (…) Un grupo consiguió ingresar a la cancha donde fue capturado. Se estima que otros 20 lograron colarse en las tribunas. La policía informó que 88 hinchas chilenos fueron aprehendidos” (El Mercurio, 19-06-2014), los que fueron expulsados de Brasil.

Y este año han protagonizado graves escándalos que han terminado en tragedia o casi. Así fue en el tristemente recordado caso del partido Colo Colo-Fortaleza en el Estadio Monumental, que terminó con dos fallecidos y con una peligrosa irrupción –previa destrucción de rejas- de decenas de miembros de la “Garra Blanca” al campo de juego.

Esto obligó a suspender el partido y que la Conmebol sancionase duramente a Colo Colo. Y lo mismo hace poco en el estadio de Independiente en Buenos Aires en que, más allá de la criminal venganza de varios hinchas de Independiente -amparados insólitamente por policías bonaerenses- en contra de hinchas inocentes de la Universidad de Chile, todo comenzó con un comportamiento criminal de varios miembros de “Los de Abajo” en contra de hinchas argentinos, lo que llevó a la cancelación del partido.

En el Monumental

Y más recientemente aún, han sucedido graves hechos en el estadio Monumental que han terminado con un jugador de Universidad Católica con una herida en la cabeza producto de un botellazo lanzado desde las tribunas; y con un barrista de Colo Colo fallecido dentro del grupo que, de manera completamente irresponsable –como acostumbran-, se subió a techumbres del recinto, de modo muy peligroso para ellos y otros asistentes.

Y lo increíble es que ambas situaciones no generaron una suspensión o cancelación –respectivamente- del encuentro, ni mayores censuras de parte de los jugadores, dirigentes, árbitros, periodistas deportivos (con honrosas excepciones) y autoridades del Estado.

La Supercopa

Y como un indicador de la indolencia de las autoridades deportivas y políticas para detener este gravísimo mal que ya dura décadas, “no se ha podido” aún efectuar un partido de fútbol ¡que debió haberse realizado en enero! (la definición de la Supercopa entre Colo Colo y Universidad de Chile), dado el temor ante el poder destructivo de ambas barras bravas (la “Garra Blanca” y “Los de Abajo”).

Incluso, se está planteando la “solución” de efectuar el partido ¡autorizando sólo la venta de entradas a público mayor de 55 años o a los miembros de las categorías de futbol joven de ambos equipos!

Ésta sería una medida inédita en nuestro país, como lo ha resaltado el historiador Sebastián Salinas: “Sólo hay situaciones así cuando invitaban colegios. O cuando el desaparecido Aviación llenaba una tribuna con gente de la Escuela de Aviación y militares” (El Mercurio; 03-09-2025).

La voz de la autoridad

Y hasta el momento han quedado en el olvido (como siempre ha pasado respecto de este tema…) los drásticos anuncios efectuados por el flamante ministro de Seguridad, Luis Cordero, luego de la tragedia del Monumental en abril, en el sentido que “desde el Gobierno no dudarán en considerar a las barras bravas como ‘organizaciones criminales’ si cometen delitos, ‘incluyendo a sus financistas’; y que no son necesarias nuevas modificaciones legales o más normativas al respecto, pues con lo ya vigente es posible enfrentar penalmente este tipo de actos” (CNN Chile; 11-04-2025).