Columna de Erasmo López Ávila: ¿Está volviendo el alma al cuerpo?

Aún hay tiempo para enmendar rumbo y para tender puentes hacia esta DC que demostró que se ha despercudido de sus lastres y que ha tenido la osadía de apoyar a una candidatura de izquierda que, por añadidura, recayó por voluntad popular en una comunista.

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Por El Ágora
Actualizado el 28 de julio de 2025 - 10:00 am

Dos tercios de los miembros de la Junta Nacional de la DC optaron por apoyar a Jeannette Jara / Foto (referencial): ARCHIVO

Debo admitir que estoy doble y gratamente sorprendido con la decisión de la mayoría de la Junta Nacional de la DC, de apoyar la candidatura de Jeannette Jara a la Presidencia de la República.

Primero, porque fue una inédita y difícil decisión que contó con el respaldo de nada menos que dos tercios de los dirigentes de base de la DC.

Y segundo, porque esta decisión es una señal de potente realismo político del pueblo demócrata cristiano, que no se dejó influenciar por prejuicios anticomunistas trasnochados.

La DC actual prefirió privilegiar su vinculación que tiene en la base con otras fuerzas progresistas.

Esta noticia estará dando la vuelta al mundo y sorprendiendo a muchos que, por décadas, consideraron inviable una alianza de este tipo en Chile.

Algunos recordarán que hace tiempo que vengo diciendo que ya era el momento de que la izquierda abriera sus brazos para invitar y acoger a la DC.

El llamado lo hice especialmente después de que este partido fuera paulatinamente desembarazándose del sector derechista, ya sea que ello haya ocurrido por el crecimiento de tendencias progresistas al interior de la DC, o por renuncias voluntarias de aquellos más dispuestos a alianzas con la derecha y el poder económico.

Advertí a quien quisiera escucharme que el oficialismo tenía que “leer” que en el escenario político estaba operando una nueva DC y que había que convocarla.

No haberlo hecho en aquella oportunidad en que se invitó al Socialismo Democrático al gobierno de Gabriel Boric fue un error o una torpe miopía.

Aún hay tiempo para enmendar rumbo y para tender puentes hacia esta DC que demostró que se ha despercudido de sus lastres y que ha tenido la osadía de apoyar a una candidatura de izquierda que, por añadidura, recayó por voluntad popular en una comunista.

Hoy, más que nunca, el PC debe ser generoso, fraterno y consecuente con su postura de propiciar la unidad del progresismo, sin soberbia, sin egocentrismos y sin afanes de grandeza.

Y así como lo escribí la noche del triunfo de Jeanette Jara, cuando comenté que el PC estaba ahora enfrentando el mayor desafío en su más que centenaria historia, esta vez opino que la DC está desde hoy enfrentando una situación similar.

Ambos partidos, más allá de sus tamaños (que no es lo más relevante) responden en su esencia a procurar la construcción de un mundo distinto al de hoy, que privilegie al ser humano; que promueva el compromiso social por los más necesitados y que ponga fin a la explotación que genera el capitalismo.

Si los objetivos generales del PC y la DC de hoy son similares, entonces ya era tiempo de encontrarse y andar juntos en un camino común.

Y así como en 1970 fue posible el triunfo de Allende por esa alianza virtuosa que constituyó la Unidad Popular (donde no olvidemos que estuvo presente el social cristianismo escindido de la DC), este 2025 podría nuevamente, 55 años después, sorprender con una tremenda y ejemplar victoria del progresismo chileno.

La inédita y osada decisión de la DC le está dando mayor vigor a la esperanza surgida desde la reciente primaria de la centro izquierda.

Un viejo obrero comunista me reveló hace pocos días su sensación con una simple frase: “Siento que como que al pueblo chileno le volvió el alma al cuerpo con el resultado de la primaria”.

No es aventurado pensar que la reciente decisión de la DC ratifica esa sensación popular.

ERASMO LÓPEZ ÁVILA

Periodista y mediador social y familiar. Egresó de la Escuela de Periodismo de la Universidad de Chile en 1971. En 1973 era reportero del diario El Siglo en La Moneda.