Tatuaje detecta drogas en segundos y alerta de peligro
Creación de científicos surcoreanos permite identificar “éxtasis líquido” al contacto con bebidas. El adhesivo se mimetiza con la piel y entrega resultados inmediatos.

Un grupo de científicos surcoreanos desarrolló un tatuaje semipermanente que podría marcar un antes y un después en la lucha contra delitos de sumisión química.
Se trata de una pegatina que simula un diseño decorativo en la piel, pero que esconde un sensor químico capaz de detectar de inmediato la presencia de GHB, conocido como “éxtasis líquido”, apenas entra en contacto con una bebida contaminada.
El mecanismo es simple: una gota del líquido sospechoso sobre la piel basta para activar el cambio de color. En solo un segundo, la reacción alerta visualmente al usuario de forma segura, silenciosa y sin levantar sospechas.
Duradero, económico y discreto
Este avance supera a métodos previos como las tiras reactivas, que tardan más tiempo y son más visibles, lo que podría poner en riesgo a la víctima si el agresor sospecha. El tatuaje, en cambio, mantiene su señal de alerta hasta 30 días después del contacto, lo que podría ser clave en procesos judiciales.
La pegatina resiste agua, roce y desgaste, y fue probada en bebidas como vodka, cerveza, whisky, café y soju. Además, su producción es de bajo costo y permite su eventual comercialización masiva, lo que abre la puerta a una herramienta preventiva accesible y eficaz contra delitos invisibles.
Potencial impacto social y aplicaciones futuras
El tatuaje temporal representa un avance significativo para la prevención de agresiones en espacios sociales como bares, discotecas y fiestas, donde la sumisión química ha incrementado los riesgos para la seguridad personal.
Al ser un dispositivo discreto y fácil de usar, podría extenderse su uso entre jóvenes y adultos, aumentando la capacidad de detectar drogas sin exponer al usuario a situaciones de vulnerabilidad.
Investigadores anticipan que esta tecnología también podría adaptarse para identificar otras sustancias nocivas o contaminantes en alimentos y bebidas, ampliando su utilidad en el campo de la salud pública y la seguridad ciudadana.