Palomas de Santiago reflejan grave contaminación por plomo

Investigación de la Universidad de Chile confirmó altos niveles de metales pesados en palomas de la capital, alertando sobre su impacto en la salud humana y en el equilibrio ambiental urbano.

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Por El Ágora
Actualizado el 13 de octubre de 2025 - 7:10 pm

Dependiendo del color las palomas tienen más o menos plomo en el cuerpo / Foto: ARCHIVO

Un reciente estudio de la Universidad de Chile reveló que las palomas que habitan en Santiago presentan una alta concentración de plomo y otros metales pesados en sus plumas, convirtiéndose en indicadores biológicos del nivel de contaminación que afecta a la capital.

La investigación, publicada en la revista Journal of Hazardous Materials, analizó muestras de aves en seis países —entre ellos Chile, México, Brasil, Irán, Francia y Corea del Sur— para entender cómo los contaminantes se acumulan y distribuyen en los entornos urbanos.

Los resultados mostraron que las palomas de Santiago poseen niveles de plomo similares a los detectados en zonas industriales de Corea del Sur, lo que evidencia la persistencia de este metal en el ambiente urbano, pese a que el país eliminó la gasolina con plomo hace más de dos décadas.

El color del plumaje revela la huella ambiental

El equipo, liderado por los investigadores Isaac Peña y Fallon Nacaratte, junto a Renata Novoa, Verónica Palma, Pablo Sabat y Sylvia Copaja, descubrió que la coloración de las palomas está directamente asociada a la contaminación. Las aves de plumaje oscuro acumulan más plomo, cobre y zinc que las de color claro, debido a la presencia de melanina, pigmento que actúa como barrera frente a los metales pesados.

“Las plumas funcionan como filtros naturales. En ambientes contaminados, las palomas oscuras sobreviven mejor porque retienen los metales en el plumaje y evitan que circulen en su organismo”, explicó Peña.

Centinelas de la contaminación

El estudio también determinó que sólo un 2% de las palomas en Santiago son blancas, proporción que ha disminuido con el tiempo. La tendencia se asocia a la menor tolerancia de estas aves a los contaminantes y al aumento de la temperatura urbana.

En total, se analizaron 2.200 ejemplares desde San Bernardo hasta Las Condes, evaluando parámetros como la composición genética, la presencia de metales traza, el daño oxidativo y la respuesta inmunológica.

Peña destacó que las palomas actúan como “espejos del entorno” y permiten comprender cómo la urbanización afecta a las especies y a las personas. “Estas aves nos están advirtiendo algo que no siempre vemos: seguimos expuestos a contaminantes invisibles en los lugares donde vivimos”, subrayó el investigador.

Un reflejo de la historia urbana

La investigación también abordó la relación histórica entre el ser humano y las palomas, desde su domesticación hasta su adaptación a las urbes. En el siglo XIX eran comunes en los hogares y mercados chilenos, pero el cambio en los hábitos alimenticios y la expansión urbana modificaron su hábitat. “La paloma es un termómetro de nuestra historia ambiental. Sus colores, su salud y su comportamiento narran la evolución de Santiago”, concluyó Peña.

El estudio advierte que la presencia persistente de plomo y otros metales pesados no sólo afecta a las aves, sino que representa una amenaza directa para la salud humana, especialmente en sectores densamente urbanizados donde estas especies conviven a diario con la población.