Muere Luisa Riveros: la mujer que desafió a la dictadura
La dirigente social falleció a los 65 años. Deja un legado de valentía, especialmente recordada por su intervención ante el Papa Juan Pablo II en 1987.

Luisa Riveros, histórica defensora de los Derechos Humanos y referente del movimiento popular chileno, falleció a los 65 años. Su partida deja un vacío en la lucha por la justicia social, un campo en el que destacó por su valentía y determinación.
En 1987, durante la visita del Papa Juan Pablo II a la población La Bandera, Riveros alzó su voz contra la dictadura de Pinochet. Ante el Pontífice, denunció la represión, las injusticias y las violaciones a los Derechos Humanos que sufrían miles de familias chilenas.
En su intervención hizo un ferviente pedido a abolir la pena de muerte y a liberar a los presos políticos, lo que sacudió al país.
Riveros frente al Papa
Durante esa visita papal, Riveros fue representante de las mujeres y pobladores. Expresó en una carta el sufrimiento de un pueblo atrapado por la cesantía, los abusos y la represión. En su discurso, pidió justicia para los detenidos desaparecidos y rechazó firmemente la pena de muerte impuesta por la dictadura.
El Papa, conmovido por sus palabras, le agradeció su valentía y le dio un mensaje de fuerza.
“Como cristiana y pobladora vengo a contarle nuestras penas y nuestras pocas alegrías. Buscamos el bien de nuestras familias, pero esto que parece tan sencillo es bien difícil para nosotras, por la cesantía y los bajos sueldos. Queremos una vida digna para todos, sin dictadura (aplausos). Por lo mismo, visitaremos a los presos políticos y a los torturados, pedimos que se haga justicia y que vuelvan los exiliados”, dijo Riveros.
Añadió: “Acompañamos a los familiares de los detenidos desaparecidos y queremos que se nos escuche y se nos respete. Santo Padre, hay 14 presos políticos con pena de muerte. A usted, como mensajero de la vida, queremos pedirle que diga no a la pena de muerte”.
Población Violeta Parra
A lo largo de su vida, dedicó esfuerzos al trabajo comunitario, organizando a las personas más vulnerables y luchando incansablemente por una vida digna. Su compromiso en tiempos de gran peligro para la oposición, la convirtió en un símbolo de la resistencia contra el régimen.
Se la recordará como una mujer valiente, cuya vida estuvo marcada por una lucha incansable por la justicia y la dignidad de los más desfavorecidos.
Sus restos son velados en su hogar, en la población Violeta Parra de Cerro Navia, donde la comunidad la despide con honores.