Michel Nash: la historia del conscripto que desafió órdenes y pagó con su vida
A 52 años del golpe, el caso de Michel Nash, joven fusilado en Pisagua tras negarse a reprimir civiles, vuelve a cobrar fuerza en medio de debates políticos y sociales actuales.

La memoria de Michel Selim Nash Sáez, el conscripto que en 1973 rechazó disparar contra civiles y terminó ejecutado en Pisagua, resuena con más fuerza en la discusión pública chilena.
Su historia, marcada por la objeción de conciencia y la defensa de principios, fue recordada en 2024 por la ministra Antonia Orellana durante un debate legislativo sobre la ampliación del aborto hasta las 14 semanas, como símbolo de la valentía de negarse a obedecer órdenes injustas.
De Recoleta a Iquique: el joven idealista
Nacido en 1954 en el seno de una familia de origen sirio, Michel creció en un entorno solidario e impregnado de compromiso político. Militó en las Juventudes Comunistas y, a sus 18 años, fue llamado al servicio militar en el Regimiento Granaderos de Iquique. A través de cartas, relató con entusiasmo sus primeros meses, pero tras el “tanquetazo” de junio de 1973 su tono cambió, denunciando malos tratos y un ambiente hostil.
El engaño y la ejecución en Pisagua
El 11 de septiembre de 1973, tras el golpe de Estado, Nash se negó a participar en operativos de represión. Le ofrecieron la baja, pero al abandonar el regimiento fue detenido y trasladado a Pisagua.
El 29 de septiembre, debilitado por torturas, fue ejecutado junto a otros prisioneros bajo la falsa acusación de fuga.
Décadas después, la justicia confirmó que se trató de un montaje y que fue víctima de violaciones a los derechos humanos.
Memoria y homenajes pendientes
Aunque su cuerpo nunca fue hallado, el recuerdo de Michel permanece vivo: placas con su nombre en Pisagua, una calle en Santiago y homenajes cada 29 de septiembre en redes sociales.
Su hermana Leila lidera desde 2022 una campaña para restituir su honor militar e incluir su historia en la formación de las Fuerzas Armadas.
Más de medio siglo después, la figura de Nash interpela al presente: su negativa a acatar órdenes que contradecían su conciencia recuerda que la defensa de la dignidad humana sigue siendo una tarea urgente, tan vigente en 2025 como en aquel septiembre de 1973.