Columna de Víctor Gómez: No me ayuden tanto…

En cuestión de pocos días —apenas unas horas— y a más de un mes de la elección presidencial y parlamentaria, Jeannette Jara ha debido enfrentar gestos poco fraternales de parte de aliados políticos que, en teoría, debiesen estar impulsando su candidatura.

Imagen del autor

Por Víctor Gómez
Actualizado el 9 de octubre de 2025 - 2:35 pm

Es normal recibir golpes de los "enemigos", pero no de los que se supone "amigos" / Foto: ARCHIVO

En cadena nacional, el Presidente Gabriel Boric criticó —sin nombrarlo directamente— a José Antonio Kast por su anunciado recorte de 6 mil millones de dólares en el gasto público, señalando las consecuencias que ello tendría sobre los derechos sociales.

En los hechos, el emplazamiento del mandatario saltó por completo a su propia candidata, Jeannette Jara, desplazándola del debate público en plena campaña presidencial.

Las declaraciones cruzadas entre el jefe de Estado y el candidato de ultraderecha dominaron la agenda por varios días, relegando a la candidata oficialista a un segundo plano. Jara reaccionó —como pudo— ante una disputa protagonizada por otros dos actores políticos relevantes.

Muchos han interpretado este episodio como un intento del Presidente Boric de posicionarse como futuro líder de la oposición y, eventualmente, como candidato presidencial para 2029. O, dicho de otra forma, como la aceptación implícita de que la elección ya está perdida y que, con Jara derrotada, no habría posibilidad de proyectar el legado político del Gobierno.

Otra «ayuda» no esperada

Luego, lejos, muy lejos, desde la Paris School of International Affairs de Sciences Po, Carolina Tohá —la candidata derrotada en las primarias oficialistas— lanzó un misil político sin disimulo a sus aliados del Frente Amplio y Partido Comunista. En la izquierda hay complejos: hay quienes le tienen alergia a la policía, al orden público, a hacer cumplir la ley, afirmó la ex ministra del Interior y Seguridad Pública.

Sus declaraciones surgieron justo cuando la seguridad se ha convertido en el eje dominante del debate presidencial, ocupando el primer lugar en las preocupaciones ciudadanas según políticos, analistas, encuestas y medios.

La crítica de Tohá golpeó directamente la campaña de Jara, quien, si bien incorporó la seguridad entre los ejes de su programa, se vio obligada a responder a su ex colega de gabinete. Pero, además, sus palabras reabrieron tensiones con sus propios socios del socialismo democrático (Partido Por la Democracia y Partido Socialista), que se han sumado a regañadientes a su comando presidencial.

Sin filtro, ni cuidado

Y tras cartón, en la misma jornada, el ministro de Hacienda, Nicolás Grau, declaró en el Foro Económico de El Mercurio que el empleo ha sido una de las más importantes deudas del actual gobierno. Una aseveración que parece descuidar —o simplemente no considerar— que Jeannette Jara fue ministra del Trabajo de ese mismo gobierno.

El comentario del ministro, militante del Frente Amplio, golpeó de lleno a su candidata presidencial y a su programa económico, justo cuando las cifras del INE indican que la tasa de desocupación nacional se eleva a 8,6%, y entre las mujeres, a 9,3%. El mensaje dejó la mesa servida para las críticas de Kast, Matthei y Kaiser, que no tardaron en aprovecharlo.

En cuestión de días, y a veces en cuestión de horas, Boric, Tohá y Grau pasaron por alto el manual más básico de toda campaña electoral: aquel que enseña que toda declaración, gesto o incidente de los actores políticos provoca efectos en las candidaturas en competencia. En este caso, sobre la de Jeannette Jara.

Paradójicamente, quienes deberían ser sus principales promotores son hoy, por razones que sólo ellos parecen entender, quienes menos ayudan a su propia candidata.

No me ayuden tanto compadres…