Columna de Leonardo Véliz: Junten rabia

La crisis de Colo Colo da para mucho y no es novedad. La goleada de la noche del martes frente a Fortaleza por 4-0, destapa todas las alcantarillas.

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Por Leonardo Véliz
Actualizado el 7 de mayo de 2025 - 2:40 pm

Ni rabia ni fútbol hubo en Fortaleza / Foto: AGENCIAS

El hedor se sentía a kilómetros a la redonda del Monumental. Un año que sería de festejos se ha convertido en conmemoraciones con muertos de por medio, desavenencias dirigenciales, luchas fratricidas, declaraciones destempladas de supuestas mentes racionales y los carentes de neuronas como algún futbolista prometiendo paranoicas ilusiones de éxito.

Actualizando los hechos presentes, recurro a la memoria con sentidas declaraciones de Arturo Vidal que dijo pisando tierra brasileña: “Venimos con rabia a jugar este partido, vamos a revertir la situación”, algo así, enfatizando la rabia. ¿Sabe este supuesto vocero del plantel, el significado de rabia? Sin duda, ha escuchado o leído (cosa muy difícil) que la masa marginada del sistema social, económico y político, reclama por redes sociales “juntar rabia para protestar en las calles por las injusticias sufridas y las esperanzas sepultadas”.

Eso sucedió en el octubrismo. Un llamado anárquico, a imponerse con desorden, caos e irrespeto a la autoridad gubernamental. Ahora bien, la rabia como emoción, se refiere a una ira intensa y abrumadora. ¿Puede llegar a enfrentar un partido de fútbol un jugador con esa emoción, destilando espuma por la boca? Rotundamente ¡NO!

¿Ustedes vieron algo de rabia en los 90 minutos en Fortaleza? Nada de nada. Un equipo plano, sin ideas, confundido y vulnerable por los cuatro costados. Y el que dijo que venía con rabia, deambuló como un zombi por todo el campo con un juego irrelevante. Primero: hacerse notar quitándole de los pies la pelota a Amor, Saldivia o Wimberg con cero producción y luego con el 3-0 en contra, se fue a meter arriba acompañando a Correa, para hacer un gol y salvarse solo ante el naufragio. Fue culpable del segundo gol con una pelota perdida y surgió el contragolpe brasileño y después, en una pelota aérea defensiva, en vez de rechazar hacia el córner, cabecea al centro del área donde se produce el zafarrancho con el gol de los Tres Chiflados: Amor, Saldivia y Cortés.

Vidal está presente solamente para 60 minutos, luego, muere físicamente. No se olviden que “lo guardaron frente a Deportes Limache para este encuentro”. Quiere comerse la cancha y ya no tiene molares. Mueve los brazos como aspas y es un símil del Moulin Rouge (el cual está detenido). Se acerca a los árbitros, ignoro para qué. Es el vocero y derrama incoherencias. Da disculpas tras los fracasos como quien respira. Es el chiche del flaiterío y algunos periodistas deportivos (si no todos). Referencia el clima como argumento de la derrota. ¿Y dónde está ese guerrero que supera cualquier adversidad sin miedo? Ahora, ofrece a la gilada ganar el campeonato chileno y si es que la Copa Sudamericana y como consuelo la Copa Chile.

Dijo que el albo era como la selección de Chile por su calidad, allí acertó, vean la tabla de posiciones de las eliminatorias del Mundial 2026.

Por todo lo expuesto, es cierto, da rabia como trasquilan al “Cacique”. ¿O no Aníbal Mosa?