Columna de Ignacio Figueroa: El gran engañador (The great deceiver)

Trump con toda su pomposa retórica no pasa de ser otro presidente de los Estados Unidos de limitada capacidad intelectual, como George W. Bush o Ronald W. Reagan, manejados por los intereses de los poderes fácticos del Estado profundo.

Imagen del autor

Por Ignacio Figueroa
Actualizado el 23 de julio de 2025 - 1:42 pm

Donald Trump, mucho hablar y poco sustento / Foto: ARCHIVO

Los intentos de Donald Trump por incidir en el juego geopolítico mundial lo llevan a una serie de contradicciones que lo reflejan como un embaucador que un día dice algo y al otro se desdice. Las amenazas a Rusia con aranceles y el envío de armas a Ucrania, implican una supuesta escalada donde lo único cierto es que nada es real.

El ultimátum de aranceles a los países del Brics intentan disimular la debilidad de la economía estadounidense que mantiene una deuda interna enorme, en una tentativa, mediante todas las formas de coerción, de defender la supremacía que le otorga el uso del dólar como la principal divisa en el comercio y en la acumulación de capital.

Sin embargo, las propias acciones de Trump socavan sus esfuerzos por hacer de América grande de nuevo (MAGA).

El tiro por la culata

Las amenazas de Trump a Brasil en defensa de su amigo Jair Bolsonaro, fueron respondidas por el presidente Lula Da Silva, quien puso el dedo en la llaga al hablar de medidas recíprocas contra Estados Unidos, pero, de crucial importancia, mencionar las intenciones de desdolarización.

Las intensiones(*) de Trump es convertir su mandato en poder político/judicial -antes ya había pedido a la justicia de Israel que no juzgara a su amigo “Bibi” Netanyahu por corrupción, considerándole como un “héroe”-.

Si bien el proceso de desdolarización es lento, ya que países como China cuentan con enormes reservas en dólares, una salida de la divisa pondría en riesgos estos activos. China invierte estos capitales en crear infraestructura en los países del sur global, deshaciéndose de ellos y creando lazos comerciales profundos con sus socios.

Se debe recordar que los planes de dejar el dólar han tenido consecuencias nefastas para distintos líderes como Muamar Gadafi en Libia o Sadam Hussein en Irak, ambos países invadidos y sus líderes aniquilados.

Engaños cotidianos

Las contradicciones de Trump se hacen cotidianas en un juego de engaños permanente que crea desconfianza; lo que desconocemos es si esta incertidumbre es una estrategia controlada como lo fue la imposición del neoliberalismo cuando se desarrolló la doctrina de shock, usando una crisis puntual para privatizar y desregular en medio del caos político y social, tal como ocurre actualmente en la Argentina de Milei.

Si hacemos un recuento de las contradicciones de Trump debemos apuntar que el gran engañador se dio por vencedor en la guerra de 12 días contra Irán; se candidateó al premio Nobel de la Paz en el conflicto entre Pakistán e India; impuso aranceles a China que luego echó para atrás; quiso cambiar el nombre del Golfo de México; pide a Zelensky atacar Moscú y San Petersburgo; en episodios cotidianos de anuncios y retórica poco creíble.

Últimamente, Trump deslizó la posibilidad del envío de misiles de largo alcance Tomahawk, que, si bien son antiguos, tienen la capacidad de transportar cabezas nucleares; por lo tanto, un ataque sobre Rusia activaría los protocolos de retaliación atómica de Moscú. La sola posibilidad de uso de este tipo de arma pondría la guerra total en marcha.

Perro que ladra…

Trump con toda su pomposa retórica no pasa de ser otro presidente de los Estados Unidos de limitada capacidad intelectual, como George W. Bush o Ronald W. Reagan, manejados por los intereses de los poderes fácticos del Estado profundo.

Mientras, sus rivales del mundo multipolar tienen claros sus objetivos, los que explicitan: Rusia, con la ampliación de los Brics y desnazificando, desmilitarizando a Ucrania con su Operación Especial para que no sea una amenaza en manos de la OTAN. China, convirtiéndose en el país de mayor poder económico y tecnológico sin abandonar su política de una sola China en el conflicto por Taiwán. Ambos, ofreciendo comercio justo a los países del sur global.

Los partidarios del mundo multipolar pueden tener certezas de cuáles son las posiciones de las potencias líderes versus la incertidumbre creciente de las amenazas de los Estados Unidos en un poder unipolar que se desvanece.

Occidente intenta obligar a Rusia a sentarse en la mesa de negociaciones cuando tiene ganada la guerra, la OTAN necesita una pausa para rearmar a Ucrania, pero esto significaría para Rusia empezar de nuevo, echando por la borda los sacrificios humanos y económicos ya realizados para frenar la expansión occidental hacia sus fronteras.

Amenazas más, amenazas menos

Trump dio 50 días para que Rusia se siente a encontrar una solución en Ucrania, sin embargo, la maquinaria bélica rusa se ha prodigado al máximo en las últimas jornadas, con ataques masivos diarios en un intento por hacer capitular a Ucrania. El ultimátum de los 50 días se ve como un aliciente para acelerar el final del conflicto.

El presidente de los Estados Unidos menciona abiertamente que el armamento que suministre a Ucrania deberá ser pagado por los países europeos en una clara manifestación de vasallaje de una Europa que perdió el rumbo, aceptando destruir el estado de bienestar por aumentar el presupuesto en defensa hasta el 5% del PIB. Europa se encamina a un callejón sin salida donde el estallido social se convierte en realidades esperables.

Una estrategia fallida

El plan original de Trump de negociar con Rusia para enfrentar a China queda en el pasado ante su actitud zigzagueante. Mientras, ambos países se consolidan en los planos de la complementariedad económica pero también en la defensa mutua. Más aún, en la reunión entre el canciller Wang Yi y la vicepresidenta de la Comisión Europea, Kaja Kallas, el diplomático chino afirmó: “China no puede permitirse que Rusia pierda la guerra en Ucrania”, porque los siguientes en la lista serán ellos, explicitando la idea que hasta ahora estaba sólo implícita.

Occidente debería comprender que la doctrina nuclear de Rusia lo obliga legalmente al uso del armamento estratégico si se encuentra amenazada la sobrevivencia del Estado. Una potencia nuclear no puede perder una guerra convencional que amenace su existencia sin recurrir a su arsenal atómico.

Por la boca muere el pez

Tres pilares sostienen el poder imperial de los Estados Unidos: el económico, con la primacía del dólar; el armamentista, con el enorme presupuesto en defensa, y, el comunicacional, controlando la mayor parte de los consorcios periodísticos.

La era Trump está dejando incólume solamente el poder militar, mientras, las amenazas y las contradicciones del presidente socavan la credibilidad y el poder económico se ve perjudicado por aranceles que tienen el potencial de impactar tanto a los Estados Unidos como a sus socios.

(*) La palabra «intensión» con «s» se refiere a la «intensidad» de algo, pero no se usa comúnmente.