Justicia confirma cárcel para El Cigala por violencia contra ex pareja
El fallo ratifica 25 meses de prisión para conocido cantante de flamenco, por agresiones físicas y verbales contra su ex pareja, con hechos ocurridos en España y documentados con pruebas contundentes.

La Audiencia Provincial de Cádiz hizo firme la condena contra el cantaor Ramón Jiménez Salazar, conocido como Diego “El Cigala”, ratificando la sentencia dictada en diciembre por el Juzgado de lo Penal N°3 de Jerez, que lo declaró culpable de malos tratos físicos y psicológicos reiterados contra su ex pareja, Kina Méndez, madre de sus hijos.
Según la resolución judicial, el artista incurrió en tres episodios de agresión entre 2016 y 2018: una bofetada en un hotel de Jerez, una patada durante una discusión en Palafrugell, y una violenta escena en la vivienda familiar, donde la tomó del cuello frente a los hijos de ambos. Además, fue condenado por un delito leve de vejaciones en el ámbito doméstico.
Un patrón de maltrato con pruebas documentadas
El tribunal destacó la “precisión quirúrgica” con que la sentencia original valoró cada episodio, separando los hechos corroborados con pruebas externas de aquellos que no lograron acreditarse. La víctima fue considerada creíble y constante en su relato, coincidente con declaraciones previas, atenciones médicas y peritajes. En contraste, se descartó un episodio en el aeropuerto de Punta Cana, por falta de elementos probatorios suficientes.
La jueza también rechazó la solicitud de indemnización civil por 3.000 euros, al determinar que no existen secuelas psicológicas derivadas, basándose en informes especializados de la Unidad de Valoración Integral de Violencia de Género.
Reacción pública y consecuencias en la industria
La confirmación de la condena provocó reacciones inmediatas: ciudades como Madrid y Valencia suspendieron sus conciertos, mientras organizaciones feministas exigieron a la industria musical cortar vínculos con el cantaor. La campaña #ElCigalaCondenado se volvió tendencia en redes, exigiendo que sus canciones sean eliminadas de plataformas digitales.
Más allá del caso judicial, el fallo generó un debate sobre la responsabilidad pública de los artistas frente a conductas violentas, reforzando la idea de que el talento no exime de consecuencias legales. “No se juzga a un músico, se condena a un agresor”, afirmaron desde colectivos de mujeres, subrayando que el veredicto es un precedente ético y judicial.
Violencia documentada y sin impunidad
El relato de la sentencia confirma que la relación, iniciada en 2014, estuvo marcada por la dependencia económica de la víctima, insultos sistemáticos y episodios de desprecio creciente desde el primer embarazo. Aunque no se acreditó una relación de sometimiento estructural, sí se constató una serie de acciones que configuran un patrón sostenido de violencia de género.
Con esta decisión, la justicia española refuerza su postura de tolerancia cero frente a la violencia doméstica, incluso cuando el agresor es una figura pública. La sentencia es definitiva y marca un antes y un después en casos que involucran a celebridades en escenarios de abuso.